sábado, 28 de mayo de 2011

Algo que tenía por ahí


Ya 83 minutos pensando y más de 100 vueltas en la cama.

Con sangre en los tobillos es bastante difícil llegar a la puerta, eso es. No estaría mal saber hasta cuando vas a estar refugiándote entre pétalos siendo otoño, aunque sé que te gusta jugar y no perder, te excita.

Pienso que no te mereces que me causes insomnio, y mucho menos que te dedique dos líneas, pero yo me siento bien, soy así de egoísta, ya lo sabes.

Mi valentía al buscar la paloma en cuevas que tú dominas no hace más que reforzar la idea de que aún guardo sábanas blancas para resguardarme de tu indiferencia, aunque ya sabemos que tu indiferencia es cuestionable.

Otra vuelta en la cama y más minutos, escribir en el móvil empeora la situación.

Quieres y puedes y ahí queda la cosa... al menos ya sabes que no me gusta estar donde no quieren que yo esté y que le estás poniendo parches al infierno por orgullo, porque te excita el juego.
Me queda el consuelo de tu raciocinio, te alejas demasiado, justo al límite, pero el elástico o se rompe o vuelve a su forma original... y en ese punto tú ya no tienes el control.

No sé si estoy loco o ya me he desangrado, no me noto los pies, así que buena señal, supongo.

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