Yo era un chico normal.
Mi novia, Tiffany, era la jefa de las animadoras. Mientras, yo gozaba de una buena reputación como capitán quarterback del equipo de fútbol. Un día algo me picó o yo qué coño sé, una radiación o un accidente, y ná... superpoderes. El caso es que a partir de entonces tuve que compaginar mi vida de ciudadano honorable durante el día, con mi identidad secreta de justiciero por la noche.
Una mañana iba, como de costumbre, a parar a una mafia narcotraficante mexicana y a un grupo islamista radical que querían atentar contra la declaración de independencia y cuando los tenía a tiro, recordé el día en que mi padre no me vino a ver a aquel partido de béisbol y también de aquella chica, Daisy, que me dejo plantado en el baile, cuando aquel tipo tan gracioso, Mike, había saboteado el ponche. Empecé a beber y me convertí en un desecho social. América le echaba la culpa de aquel atentado al superhéroe que nunca apareció, y yo, desalentado vivía en la penumbra de mi oscura habitación.
Sin embargo una noche conocí a una chica. Hice una apuesta con mis amigos, asegurándoles que iba a poder ligármela: total que lo conseguí. Pero me enamoré y se enteró de lo de mi apuesta. Tuvimos una pelea enorme, no la vería nunca más porque había aceptado un empleo y se marchaba al día siguiente. Viajaba a Nueva York o a Chicago, no recuerdo muy bien... tuve que recorrer media ciudad, no os imagináis los atascos y ni un solo taxi libre. Así que le compre a un chico su bici por 50 pavos. Monté hasta que un policía me paró y me dijo "Eh chico, si vas como un loco solo conseguirás matarte" Yo le expliqué la situación y me subió al coche. Poniendo las luces llegamos al aeropuerto. Me recorrí a la carrera toda la terminal, suerte que había una banda sonora que avecinaba que todo acabaría bien. Y así fue, una frase, un beso y fundido en negro.
Ahora vivo en las afueras de Missouri, en un pueblecito tranquilo, esperando feliz el día que me toque marchar de este mundo para soltar alguna frase inteligente y bien preparada o alguna palabra misteriosa entre jadeos, con el último aliento, que suponga el inicio de una nueva gran aventura.