sábado, 25 de junio de 2011

La intolerancia del que cree tener razón.

Estoy hasta los huevos y vengo a quejarme.

Los seres humanos teníamos, muy al principio del devenir histórico, que trabajar por nosotros mismos y de una forma casi individual para conseguir todo lo que fuéramos a comer o a utilizar. Pero eso era una mamarrachada, como es natural no todos tenían las mismas habilidades para realizar las mismas actividades. Al comprender la pérdida de tiempo y esfuerzo que ello suponía, y al entender que todo ese tiempo y esfuerzo se podía invertir en otras cosas, llegó la especialización. En este proceso y como es lógico, los más fuertes se dedicaron a la caza, mientras los más listos pensaban en nuevas formas para cazar, y así sucesivamente.

Más adelante, hubo quien se preocupó por alcanzar conocimientos de elevada complicación, resolver misterios o llegar a comprender ideologías complejas. Hubo quien se partió la cara por su clase y quien partió la cara a los de su clase. Hubo quien optó por dedicarse a cuidar a su familia, y quien, al no tener familia, dedicó su tiempo a lograr el bien común, el propio, o el bien de nadie. Hubo quien cantaba y quien escribía, quien soñaba y quien actuaba. Había quien dirigía una tienda de ultramarinos y quien pasaba sus horas bajo el sol, acompañado por mulos. ¡Había de todo!

En definitiva, hubo de todo y para todos los gustos. No obstante, siempre quedó como incertidumbre en la conciencia colectiva, el saber si los gustos o las tendencias personales venían dadas por los genes, por la educación o por el ambiente. ¿Por qué la gente era como era? Y es que, en realidad, jamás podremos saber cómo sería el terrateniente si le hubiera tocado ser pastor. Y tampoco sabemos si el agricultor haría lo que el latifundista si le hubiese tocado esa suerte, ni si el súbdito hubiera sido más déspota que el más tirano de todos los reyes.

Y sigue vigente hoy todo ello. Hay quien se tira a la piscina aun sin estar llena y quien espera a que esté llena, ya de gente, para saltar.

Por eso mismo me resulta repugnante, hipócrita, infantil, ilegítimo, muy impráctico y poco beneficioso para la comunidad, el hecho de no querer entender los puntos de vista de los demás, sus inquietudes y valores. Esos mismos valores y actitudes que nosotros tendríamos de haber estado en su lugar, eso tenedlo claro. Por eso me avergüenza que, hoy, a estas alturas, no seamos capaces, ni siquiera nosotros, de saber tolerar verdaderamente a los demás.

Es, para mí, incomprensible, que todavía hoy estemos discutiendo a grito pelao por banalidades sin importancia, en vez de ser sinceros con nosotros mismos, aceptar nuestras debilidades, nuestra pequeñez y comprender que somos personas, no máquinas, no férreos aparatos, no dioses ni señores en trono. Parece mentira que haya que recordar que nuestra realidad sólo forma una pequeña parte del enorme elenco de realidades que coexisten en el mundo. Y el no aceptar o intentar comprender las demás, o asumir la realidad propia como la única y verdadera, como la doctrina unívoca y certera, como el mandato y legado de la gran verdad me suena más a fanatismo que a razón.

Esta vez sí tiraré la primera piedra. Y espero que dé, de lleno, sobre la cabeza de aquellos que la tienen cerrada para que así se abra. Que no me intenten convencer con argumentos rebuscados una falta de tacto y de miramientos, de cariño y comprensión. Por la falta de empatía que caracteriza a este mundo de mierda nos va como nos va. Y merecidos serán los castigos desproporcionados y sin motivo, a aquellos que no supieron escuchar el punto de vista del que nació a su lado. Por muy puros, sinceros y razonables que sean los puntos de vista, pierden su credibilidad en el momento en que no se aceptan nuevas perspectivas.

Y sí, claro que todo esto va por ti, porque ¡¡¡esto va por todos!!! Porque todos hemos nacido sin saber dónde íbamos a caer, quienes iban a ser nuestros padres y nuestros amigos, y todos tenemos la responsabilidad de lograr un mundo mejor. ¿Pero cómo carajo lo vamos a hacer si no nos escuchamos entre nosotros? A veces pienso que sois rematadamente gilipollas. Os invito a que penséis, pero moderadamente, contrastando y tomando el mundo como un enorme conjunto de ideologías y opiniones que, si no se ponen en común, no valen de nada. Encerrarse en la propia convicción es el peor de los engaños.

Y ahora llamadme ñoño, hostia, pero que no me jodan: TODOS somos personas y tenemos corazón.

sábado, 11 de junio de 2011

El día que tiré una cuenta de banco por la ventana.

Y, yo dije, puedes tomar tus tíos y tías ricos
y abuelos y padres
y todo su asqueroso petróleo
y sus siete lagos
y sus pavos salvajes
y los búfalos
y todo el estado de Texas
queriendo decir, tu explosión de graznidos
y tus caminatas de sábado a la noche par la rambla
y tu pequeña biblioteca selecta
y tus políticos coimeros
y tus artistas intelectuales
puedes tomar todo esto
y tu periódico semanario
y tus famosos tornadas
y tus sucias inundaciones
y todos tus gatos maullantes
y tu suscripción a Life
y, nena,
refriégatelos.

martes, 7 de junio de 2011

Cálzate las bambas y vamos a bailar.

Empezarán los ritmos suaves y rotos apoderándose poco a poco de tu pie derecho, comenzarás con un suave tintineo, tu cabeza irá moviéndose hacia delante y hacia atrás asintiendo al ritmo de la canción, esto es lo que buscabas, tecno, minimal o drums and bass me da igual, moverás el cuello ahora hacia los lados, mientras tu cara se relaja y sonríes; los brazos entran en escena comienzan cada uno por su lado, poco a poco serán la batuta de tu baile, el tema va subiendo progresivamente y PAM! estallido de sonidos, flashes, luces de colores, notas la atmósfera in crescendo el dj lo sabe, es hora de subir los graves y sacar el material…

Yo iba de peregrino hasta que fui a una rave, es hora de echarse otra copa, de apretarse las bambas, quitarse la sudadera, colocarse las gafas, agitar los brazos, es hora de fiesta, de bailar, de no pensar, el mundo se acaba, esto va a reventar, es hora de darlo todo esta noche, esta mañana, ya habrá tiempo de descansar.

lunes, 6 de junio de 2011

Necesidades.

Desde el principio de los tiempos en que existimos, y que se me corrija si me equivoco, el ser humano guía su andar por el mundo intentando satisfacer las necesidades que tiene. En orden de prioridad, las que tenía en un principio (esas que eran naturales y legítimas) y, posteriormente, aquellas que se inventó para poder seguir andando. Una vez que se cubrieron todas esas necesidades verdaderas, nos seguimos quebrando la cabeza para sacar, como de una chistera improvisada, nuevas necesidades, irreales, ficticias, artificiales, a las que terminamos por dar una importancia igual que a las primeras, saltándonos, de paso, ese orden de prioridades.

Ahora que no sabemos qué inventar, ahora que lo tenemos todo o casi todo… no sabemos ni a dónde vamos, no sabemos por dónde continuar andando, no sabemos qué más contaminar, qué bosque cortar, qué más se puede fabricar en serie.

Alguien desató a la locura y ahora campa a sus anchas por la Tierra. Ella está suelta, viva y muy presente en esta humanidad que no para de inventar y producir masivamente cosas absurdas y superfluas. Al único sitio al que nos dirigimos es al precipicio medioambiental, económico, político y social más grande que nunca se ha conocido. Y espero estar bien muerto cuando llegue ese día. Aunque a este paso, probablemente me coja en la cola del paro.

Salud.


miércoles, 1 de junio de 2011

Sobre Indignaos, de Hessel

- El pueblo no debería temer a los gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo
- ¿Y piensas conseguirlo haciendo saltar por los aires un edificio?
V de Vendetta


No, y tengo que añadir que no siempre he pensado así. Cuando era más joven tenía una perspectiva de la sociedad y el desarrollo mezclada entre la de W. Benjamin y Hegel, es decir, veía como pasaban los años y solo crecían las desigualdades, las catástrofes naturales azotaban a los países más indefensos, los ricos seguían teníendo el poder y los políticos eran marionetas, de la misma forma tenía fe, tenía esperanza en un cambio pero pensaba que ese cambio solo llegaría de modo violento, pues así lo demostraba la historia en las distintas insurgencias latinoamericanas, rusas y centroeuropeas.

Hoy debo decir que estaba equivocado, y no porque haya pasado nada en mi interior, sino porque así lo demuestran otros efectos prácticos. Los casos de Libia y Egipto demuestran que la vía violenta no es el camino, pues el primero está volviendo a su estado anterior y el segundo ha conseguido expulsar al malo por un bueno por conocer, sin embargo tenemos la prueba fehaciente de que la no-violencia es viable en el siglo XXI gracias a Islandia, donde mediante movimientos pacíficos han logrado un cambio de gobierno y un referendo en relación al pago de la deuda bancaria.

En definitiva, estamos ante una época de crisis, según el DRAE el término crisis significa “mutación importante en el desarrollo de otros procesos”, es decir, un cambio para bien o para mal y esto es importante. La sociedad lleva bastante tiempo aguantando el peso de un sistema que oprime y exprime al débil. A los que estamos dentro del movimiento #15m nos llaman “los indignados”, a mí me gustaría que se nos recordara como “los despertados” o incluso “los neoilustrados” ¿por qué? Simplemente por la misma razón que se da en el texto del señor Hessel, la indiferencia no es una opción, siempre hemos estado indignados, siempre nos hemos quejado, el cambio o crisis se está dando ahora porque se está actuando, se están llevando a cabo acciones y esta es la diferencia con las anteriores generaciones.

La declaración de Hessel me parece muy acertada, aunque se le pueden hacer algunas críticas. No seré yo quien intente rebatir los argumentos de un diplomático de la Resistencia Francesa, pero creo que habría que matizar algunos conceptos en su discurso.
Como he comentado antes veo que la sociedad del siglo XXI ya está indignada, más que nunca somos conscientes de lo que sucede en todos los lugares del mundo gracias a las redes sociales y a las facilidades que nos proporcionan las distintas herramientas de Internet, el problema es y repito la actuación.

Dice Sartre “somos responsables en tanto individuos” y no le falta razón, cada uno de nosotros tiene el deber y la obligación de procurar un desarrollo hacia la libertad y la felicidad así como la negación de cualquier sistema opresor, pero para ello es necesario que todos esos individuos tomen conciencia de su importancia individual para poder aplicarla a un conjunto ahora sí, indignado.

Acierta Hessel en afirmar que los motivos para la indignación varían según qué época, en la actualidad parece que nos toca luchar contra el capitalismo y los bancos así como la primacía de lo colectivo a lo particular como se expone en el texto Indignaos de Hessel, aun así podemos estar seguro que viejos combatientes como el citado autor compartirá nuestra indignación y nos dotará del suficiente apoyo y herramientas que estén a su alcance para poder materializar lo que nuestros antepasados no vivieron para que nuestros descendientes lo disfruten.