
Aun habiendo varias teorías al respecto -que haberlas debe haberlas, y si no a ver a qué hemos dedicado el tiempo en estos diezmil últimos años-, a mí que me registren: yo nací sin saber nada, como todo el mundo. Tampoco elegí dónde nacer, ni de qué color iba a ser mi pelo, ni quienes iban a ser mis padres. Ni siquiera elegí el nombre por el que todos me conocen hoy. Se puede decir que llegué a esta vida de novato.
No todo el mundo, y ahí empezó a diferenciarse mi vida de otras muchas, pudo ir a la escuela. Los que tuvimos suerte de recibir una educación sabemos que, ya desde chiquititos, nos enseñaron a compartir, nos inculcaron la idea de que todos éramos iguales (o que "teníamos que serlo", mal empezábamos), que todos teníamos los mismos derechos y los mismos deberes, aunque hubiera quien se llevaba su bocadillo para el recreo y se comía el de los demás también.
En fin, a medida que fui creciendo, los palos, las injusticias y las diferencias establecidas, normalizadas e institucionalizadas fueron haciéndome entender que casi todo lo que aprendí en la escuela a nivel social, a nivel de compañerismo, a nivel de principios básicos sobre la convivencia igualitaria y pacífica no servía para nada en el mundo real, era todo una maravillosa utopía inventada, una teoría, unas enseñanzas condenadas a morir en el desengaño de la sociedad real.
Olvidé, a base de darme cuenta una y otra vez, que todos los hombres y mujeres tuviéramos las mismas posibilidades, porque era mentira. Olvidé que todos tuviéramos las mismas obligaciones, porque eso también era mentira. Olvidé, además, el significado de justicia al hablar de sociedad, de derechos, de oportunidades y de economía, porque la justicia abandonó esos lugares hace muchísimo tiempo (quizás estuvo muy pocas veces por allí).
No contentos con hacerme olvidar todos los ideales que ellos mismos me enseñaron, hoy intentan convencerme de que, al pasar el rey -nuestro rey, ese al que nosotros hemos elegido, al que hemos votado de entre los varios candidatos que había- hemos de hacer una reverencia, mostrar respeto, agachar la cabeza y dar gracias por disfrutar de su presencia y de su labor diplomática... Intentan convencerme de que tengo que mostrarme agradecido por estar bajo una bandera que yo no he pintado y bajo una corona cuyo concepto parece querer recordarme cada día que no soy más que un siervo, una prolongación, un súbdito, un ser inferior a cualquiera de los de la Familia Real.
El problema surge, a mi entender, cuando la contradicción es tan clara y flagrante que queda comprobada con demasiada facilidad, cuando me han enseñado a respetar las reglas que ellos se saltan, cuando tenemos que pagar entre todos un yate en Mayorca al que nunca podremos subir.
Las mentiras con corbata o corona siguen siendo mentiras, y a veces me pregunto si realmente es necesario, en 2011 -parece mentira y absurdo a estas alturas- seguir hablando de monarquías y reyes, cuando "monarquía" tenía que ser una palabra olvidada y desaparecida de los diccionarios de todo el mundo.
Las coronas están llenas de sangre, de injusticias y de mentiras. Todos nacimos iguales y, espero que pronto para ellos, todos acabamos igual.
Feliz 14 de Abril.
1 - Nadie te obliga a hacer una reverencia, mostrar respeto, agachar la cabeza y dar gracias por disfrutar de su presencia y de su labor diplomática...
ResponderEliminar2 - Nadie te intenta convencer de nada.
3 - Eso de ser un siervo o súbdito del rey es incierto: El rey reina pero no gobierna y por ende no manda ni ordena. El rey no puede bajo ningún concepto ordenar algo para que los demás lo cumplan. Solo el parlamento puede hacerlo, un órgano muy muy independiente de la familia real.
4 - Las coronas están llenas de sangre, cierto. Pero igualmente lo está el resto de la humanidad y profesiones: Desde un alumno que entra en clase y mata a sus compañeros, a un tendero que mata a su mujer, o un hijo en paro que mata a su padre y por supuesto políticos ineptos que han provocado guerras y carnicerías.... Y sin embargo no se habla en ningún momento de prohibir esas profesiones o labores.
5 - Desgraciadamente, ninguno nacemos en igualdad de condición. En algunos momentos de la historia se ha intentado que esto fuera así, pero en la vida se ha conseguido una sociedad igualitaria en la que nadie tenga nada que envidiar al vecino. Siempre hay algo que envidiar aunque no sea material: Un abrazo, una sonrisa, una mujer... Ninguno somos iguales a los otros. Unos son más altos, más inteligentes, más fuertes, más bajos, más tontos, más habilidosos...
El mundo es una puta mierda, pero el discurso de "Con la República (o con el rey) todo irá mejor" me parece creer en una quimera. Como ese discurso que venden los nacionalistas (ya sean catalanes, vascos o españoles) que dicen que una vez su región se haya independizado (o se haya acabado con los independentistas) todos los problemas se solucionarán.
España no debe ser republicana. España no debe ser monárquica.
España solo debe ser lo que los españoles quieran. Y a día de hoy, los españoles quieren que haya un rey. Y ni se os ocurra decir que es por incultura, por que eso supondría pensar que sois más inteligentes, cultos y que estáis por encima del resto, o que los demás son inferiores a vosotros, y eso os haría entrar en una contradicción.
Me toca contestar.
ResponderEliminar1. Está claro que no me van a obligar a hacer una reverencia, más les vale. El pensamiento mayoritario, la opinión pública, no obstante, dice tácitamente que hay que mostrar respeto por los reyes así como por cualquier miembro de la familia Real, como seres superiores a nosotros por una condición dada por nacimiento. Este es el primer fallo.
2.¿Nadie me intenta convencer de nada? Parece mentira que estudiando Comunicación me digas esto, cuando está clarísimo que los medios de comunicación mayoritarios (que como sabes tienen una incidencia enorme sobre la opinión pública) intentan dar la idea de que el rey es el "representante" del pueblo, el que "nos salvó" de un golpe de estado.
Parece mentira que me digas que no se intenta convencer del papel de prestigio del Rey cuando cada vez que sale en televisión es para cosas positivas, haciendo alguna declaración sobre los derechos humanos, o en la boda de su hijo (que como tú bien sabes, de la que nos enteramos todos los españoles quisiéramos o no), y cuando no se cuenta el dinero que se lleva, las posesiones, empresas y bienes que la familia Real tiene POR LA CARA y a costa de todos los españoles. Este es el segundo fallo.
3. Efectivamente no soy un súbdito de nadie, sino un CIUDADANO con mis derechos y mis deberes. Y como tal, y en sentido estricto, soy igual que el resto de los que me son iguales: todos los españoles en este caso, sean pobres, ricos, mujeres, hombres, feos, guapos, altos o bajos. No tiene porqué haber nadie SUPERIOR en derechos a mí por ley, es absurdo e ilógico. Y menos, una persona que nace con esos derechos como propios, por sangre, porque sí.
4. Permíteme decirte, con todos mis respetos, que esto es una tontería. De hecho, el dinero, la religión y el poder han matado a más personas que todos los carniceros y alumnos locos del mundo. De esto estoy seguro.
Además, siendo necesario el trabajo de un tendero, de un carpintero, de un especialista en la construcción o de un alumno... el rey no es algo necesario. La gran mayoría de los países del mundo son repúblicas.
5. Está claro que ninguno nacemos en igualdad de condiciones, pero el problema no es que no lo seamos, sino que por culpa actitudes como ésta, nunca intentaremos ser ni siquiera ALGO más iguales, lo cual como puedes aventurar ya, choca de frente con el principio que he mencionado durante todo el texto: la justicia. Si además de no haber justicia, no se busca, no sólo habrá poca, sino que habrá menos.
El problema general que tiene la monarquía es que es un concepto obsoleto en nuestros días: una persona es más que otra porque sí. Esto va en contra absolutamente de todos y cada uno de las ideas que he aprendido y que considero buenas.
España debe ser lo que los españoles quieran, por supuesto y hasta ahí estoy de acuerdo contigo: pero si a los españoles no se les pregunta (a mí no se me ha preguntado nada, eh) ni se les informa de las otras alternativas existentes en el mundo, ni se les cuestiona nada de su mundo prefabricado, entonces nunca habrá justicia, nunca habrá una verdadera opinión fundamentada, sino que simplemente el mundo se mantendrá como está a día de hoy. Y permíteme decirte que no me gusta nada.
¿Que con una república no se solucionan los problemas? Pues puede, pero por lo menos seremos sinceros con nosotros mismos: lo que no se puede es hablar de igualdad, de derechos, de libertad y que se nos llene la boca... y luego pagar todos los años un pastizal al rey para que se ponga de cigalas hasta las manillas a nuestra costa. Eso no.
Y por algo hay que empezar si se quiere cambiar este mundo que tú mismo has dicho que es una mierda.
Un saludo
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ResponderEliminarMe quedo de todo lo que has planteado (muy interesante por cierto, aunque no lo comparta) con lo último.
ResponderEliminar"por algo hay que empezar si se quiere cambiar este mundo que tú mismo has dicho que es una mierda."
Eso se llama, empezar la casa por el tejado. Si quieres empezar a cambiar el mundo, no empieces ni pongas la vista en grandes proyectos (¿No conoces esa frase de "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo."?)
Si de verdad estás interesado en cambiar el mundo, pasa de Repúblicas, reyes y gobiernos, y dirígete al centro social de tu barrio y plantea un proyecto de desarrollo comunitario. O coge a un 5 chavales de tu barrio y formalos para que mañana sean hombres libres y críticos con el mundo que les ha tocado vivir. O más fácil aún, dirígete a un comedor social a echar un cable, que seguro te lo agradecen. O Realiza una campaña de recogida de alimentos, libros, juguetes... para ayudar verdaderamente a los demás. Si todo el mundo hace esto, el mundo iría un poquito mejor.
Estas cosas que he dicho son las que verdaderamente hacen cambiar el mundo: Las manifestaciones, repúblicas, monarquías y mayos del 68 solo sirven para la foto. Solo son escaparates con fecha de caducidad.
Las propuestas que te planteo (y creeme se muy bien lo que planteo) si se hacen bien no tienen fecha de caducidad. Ayudan de verdad a mejorar el mundo, y lo mejor de todo es que te hace a ti partícipe mediante la acción de ese cambio global.
Recuerda: "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"
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ResponderEliminarLo que está más que claro es que el papel que pudo jugar el rey en el fin de la dictadura a día de hoy ya está obsoleto y desvirtuado, yo no entro en pro de república ni de monarquía, sino en lo que el pueblo quiera y sea más práctico para él.
ResponderEliminarLo que está clarísimo es que los medios ejercen una influencia mayúscula acerca del papel del rey, que puede que mantenga buenas relaciones con países iberoamericanos y eso beneficie a nuestra economía, pero que cualquier persona cualificada y competente siendo un plebeyo también podría hacerlo.
El tema de identidad y economía se juntan siempre a la hora de hablar de nacionalismos y discrepancias hacia el poder dominante, yo nose cuánto vale la monarquía, tampoco sé lo que costaría una república lo que sí sé es que con los tiempos que corren es absurdo luchar por derrocar una o promover la otra, no es importante, no es fundamental, no creo que cambiase nada.
Lo importante aparte de ayudar en tu entorno (fundamental para avanzar a nivel local más bien)es estar dentro del sistema, inmerso en él,empaparse de la mierda que danza y desde ahí irlo tránsformandolo, un arma de doble filo pues sí, pero al menos yo quiero intentarlo.