miércoles, 21 de marzo de 2012

Jóvenes, pero imbéciles.

Tengo la inmensa suerte de comer todos los días. Y de haber recibido una buena educación. Y de tener unos padres que me han reconducido, no pocas veces en la vida, cada vez que me he desviado en mi camino. Y de poder ir todos los días a la universidad. Y de encontrarme con personas en mi vida, compañeros y profesores, que te invitan poco a poco a pensar, reflexionar y mirar de manera crítica lo que acontece a mi alrededor. Y entonces alguno de esos días te haces preguntas. Hoy he tenido la suerte de hacerme una de esas que hacen que te sientas fatal al ver como el continuismo y el acomodamiento domina nuestras vidas.Y me vino a la cabeza la siguiente pregunta:

Estando seguro de que hay personas honradas en el mundo (quizás muy pocas, pero alguna hay)

¿Por qué no podrán gobernarnos políticos honrados? 

Estoy acostumbrado a cargar contra la clase política, de manera a veces poco reflexiva suelo decir “los políticos son unos mierdas”. Y no solo estoy seguro de que lo son, ellos mismos lo demuestran cada día, mintiendo a quienes les votan y engañando, estafando y siendo egoístas hasta la saciedad, tarea para la cual no están destinados. 

Pero por otro lado estoy seguro de que en ese mar de avaricia y amigos de los bancos, y de los poderosos, y de aquellos “grandes hombres” que están en el top de nuestras sociedades, aquellos que se escudan tras el funcionamiento del sistema, mirando a sus ombligos y defendiendo con malas artes el hambre y las injusticias porque no ellos no las sufren, entre toda esa mierda hay un puñado de personas en las que depositar nuestra ilusión y confianza. Políticos, jueces, abogados que no se agachan a mamar pollas en cuanto ven la oportunidad de llevar a la cumbre el “todo vale por pasta” en sus vidas.

La situación mundial es la siguiente. Y todos la sabéis:

Unos pocos tienen dinero y otros muchos no.
Unos pocos tienen poder y otros muchos no.

Casualmente resulta que los que tienen dinero acumulan el poder. Y si no tienen el poder en sus manos pues se alían los unos con los otros y joden a los demás.

Hasta ahí nadie dice lo contrario.

Los que tienen dinero se aprovechan de los que no los tienen, ganan fortunas, extorsionan, participan en todas las actividades delictivas que pueden y siguen jugando a ser monarcas absolutos en nuestro mundo “democrático” hasta que no pueden aprovecharse más de la situación y no pueden mamar más de nuestro maravilloso sistema.

Entonces, para nuestra desgracia, después de engañarnos a todos, aprovecharse de nuestro trabajo, especular con nuestro sudor… no se encuentran con la guillotina. ¡OH MARAVILLOSA GUILLOTINA!

Sus cabezas están ahí, todo el mundo sabe quiénes son, con nombre y apellidos… pero no acaban en la cesta. A veces se ven descubiertos y les obligan a acabar con sus actividades, a dejar de hacer sus multimillonarias estafas financieras y dejar su trabajo. Pero no os preocupéis por ellos. Porque cuando todos están señalándoles con el dedo y obligándoles a cambiar de manera radical su mafiosa forma vida, los pobrecitos obligados a retirarse, dimiten en sus empresas, llevándose indemnizaciones astronómicas para poder pasar el resto de sus vidas en alguna de sus innumerables mansiones o mamando del ámbito privado ya que en el público ya han robado todo lo que era legal.

La mayor ironía de alguien que roba a sus conciudadanos es que le obliguen a pagar una multa económica. Y claro, en este satírico mundo, nos encantan ese tipo de bromas macabras. Roba lo que quieras y luego danos un 10 o un 20%, por malo. Así somos de eficaces.
 Págate tu jubilación, tus drogas, tus putas, tus lujos con el trabajo de todos los demás y vivirás mejor que el resto de tontos.

Si él ha podido hacerlo, ¿por qué no lo haces tú? Que se te hubiera ocurrido antes que a él. Ahora tú mamas y sufres las consecuencias del sistema en el que has aceptado jugar, repleto de normas y manos corruptas que dictan las reglas del juego. Ellos están en algún lugar bello, ganado con su ingenio, sudor y destreza. Sonriendo y siendo felices.

Si nuestros gobernantes y los ladrones de las altas esferas a los que amparan no tienen escrúpulos, si no son capaces de utilizar su cabeza para pensar en los demás… ¿por qué siguen con ella?

No soy a priori violento. Nunca se me ocurriría pensar en que alguien tiene que ser asesinado por sus malos actos, no soy yo quien tiene que elegirlo, no soy Dios. Solo digo que sus cabezas siguen estando ahí, sobre sus hombros, y sus hombros están apoyados en algún respaldo de una hamaca justo sobre su culo gordo que tantas mañanas tuvo que ponerse un pantalón de pinza y una americana para robar y engañar a algún pobre desgraciado. Desgraciados que entre hipotecas e inflaciones, especulaciones y pagos a políticos para cambiar las leyes, no llegan a fin de mes, no tienen trabajo. Mientras, quiénes les estafaron están jugando a sus anchas y una vez terminado el juego nadie les podrá reprochar nada legalmente para que así puedan seguir felizmente sus vidas asquerosamente ricas.

La crisis es algo que apareció a nivel mundial, porque en el mundo globalizado, todos vamos en el mismo barco (menos cuando se trata de ayudar. Ya se sabe que los países menos favorecidos son necesarios, que no se puede ayudar a quién hace esto posible, a quién posibilita vivir entre lujos. Porque si ellos no son asquerosamente pobres no estarían los asquerosamente ricos. Para explotar y saquear sus recursos somos globalizados, para hacernos responsables de eso no). Igual que paso en el Titanic, cuando el barco se hunde, nos hundimos todos. Era broma, casi, ni en el naufragio del gran transatlántico  fue así. Los pobres al fondo del mar y los ricos a los botes… ¡Si no hay nada nuevo!

Decía, que la crisis es algo mundial. Y que los hijos de puta que permitieron que unos pocos desvalijaran al resto del mundo, a través de leyes y sistemas financieros que estaban a su favor, esos hijos de puta que utilizaron el dinero de todos los madrugones de cada trabajador, que fue depositado en los bancos, y que lo arriesgaron a sabiendas de que era insostenible la situación, porque los ladrones expertos los saben. Pobre del que crea en esos mierdas que tensaron la cuerda donde iban sus esfuerzos y su trabajo, y especularon con ella hasta que  se rompió. Pobre del que se preocupe por tener fe en quienes no les importa una mierda otro que no sea su culo en una mansión o en un jet privado o en coche de lujo. Pobre porque será un pobre más, sino podría ser amigo de esas ratas y planificar el hurto de su jubilación en Las Bahamas.

Después de todo este movimiento de entrañas que te conducen al borde de la fatiga, las náuseas y el vomito casi inmediato, como si fuera la mayor ingesta de alcohol de tu vida, pasa lo siguiente, lo más sorprendente:

La juventud, sigue respaldando y amparando a quiénes nos conducen a sistemas enfermos.

Nosotros que vemos, aunque menos de lo deberíamos, esa realidad y tenemos tiempo para cambiarla.
Todos sabemos cómo ha afectado la crisis, el nombre de los partidos políticos de los gobernantes que se venden, que solo se ocupan de sus intereses, que los bancos y las grandes corporaciones son los pilares económicos de las grandes estafas. Los responsables de bajar nuestro nivel de vida, y que ellos sigan con esto ¡¡ingresar más que nunca!!

Y todos sabemos que unos hijos de puta desde sus bancos arriesgaron nuestro dinero y nos jodieron a todos. Y que campaban a sus anchas por el mundo con su cetro de poder y su corona de tres puntas sobre la tapicería de cuero de algún Lamborghini. Y que con esto han obtenido beneficios mientras estamos todos en paro. Mientras se cargan nuestro futuro y nos obligan a recortar en nuestras prestaciones sociales… Y entonces te llega un chaval y te dice: “Yo he votado al PP”. Y va otro imbécil y te suelta: “Pues yo he votado al PSOE, porque voy con el pueblo”.

-          Señores, ¿Son ustedes imbéciles?
-          ¡Sí! –exclamaron todos al unísono-.

Poco les importará que sus políticas rescaten bancos, se nos joda la sanidad, empeore nuestra educación, apoyen a los más fuertes y que sigan defendiendo todo este sistema indefendible.

Habrá algunos que pensarán: “Mira, el sistema es una cagada, pero ponemos un parche, rescatamos a los bancos, porque mi rico culo se lo puede permitir, y cuando podamos nos subimos otra vez al carro y repetimos la historia, que al fin y al cabo, es a lo que nos dedicamos los seres humanos”.  

Dentro de lo hijo de puta, sería un planteamiento razonado y razonable. Si pertenecen a ese grupo de personas absolutamente adineradas que les da igual 8 que 80, y a lo mejor sí se les puede entender.

Porque las cabezas de todos esos que deberían estar en el mimbre bajo el frío acero de una cuchilla bien afilada que sostiene al otro lado el resto de su cuerpo algún día han sido jóvenes. Incluso niños. Los monstruos se van creando y perfilando después.

Aun me dan más grima son los que sin tener donde caerse muertos, siguen votando a esos mierdas. O los que se creen que esto es un Madrid-Barça, un Cánovas y Sagasta, jugando a Diestros y Zurdos, a Azules y Rojos… qué se yo. ¡IMBÉCILES!. La gente se muere de hambre y vive en la mierda. Y lo peor es que no hace falta ponerte 10 vacunas y viajar al puteado continente africano para darte cuenta de ello.

¿No importa que nuestros políticos prometan algo y en cuanto tienen el poder hagan lo drásticamente contrario? Si no te importa, coño, también es legítimo votarlos, claro que sí, campeón.

Ya te digo, si hay hijos de puta gobernando solo puede ser o porque somos idiotas o porque somos unos hijos de puta como ellos. Y en mi opinión hay unos pocos hijos de puta y muchos idiotas.

Pero como la esperanza es lo último que se pierde, y yo soy ante todo un tío positivo, sueño que algún día afilaremos las guillotinas de la razón y ese puñado de gente razonable tendrá el poder, y buscando lo mejor para nuestra sociedad, sin avaricias y sin mirar por el bien particular, intentando ser justos y sabiendo que mandan honradamente, entonces podrán equivocarse.

Lo que nunca podremos tener son gobiernos que nos joden a conciencia sin tener en cuenta que si están ahí arriba es por y para nosotros.

Lo que nunca podremos tener es la conciencia tranquila sabiendo que llegará el día en que todo esto nos explote en la cara como ha pasado con la crisis financiera.

Lo que nunca podremos tener es la conciencia tranquila sabiendo que hay gente que vive en la pobreza y la miseria más extrema.

Lo que nunca podremos tener es la conciencia tranquila sabiendo que nos estamos cargando la naturaleza y las formas de vida en el mundo.

Lo que nunca podremos tener es la conciencia tranquila sabiendo que hay otras formas de hacer las cosas y sin mover un dedo para solventarlo.

Lo que nunca podremos tener es la conciencia tranquila sabiendo que somos jóvenes, pero no niños. Que Walt Disney está muerto y su mundo no existe.

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